SUECIA NO TAN LEJOS.
Todo parece indicar que Suecia y la Argentina son países lejanos, con escasos puntos en común. Uno, en el hemisferio norte; el otro en el sur; uno, perteneciente al primer mundo, el otro, considerado del tercero. Estocolmo a 12.539 km (7.791 millas) de Buenos Aires. Si bien una parte de la población de Suecia habla o entiende el español se debe principalmente a los viajes que los suecos realizan a España; en la Argentina, salvo las familias de inmigrantes y sus descendientes ubicados en el interior del país o aquellos que viajan por estudios y/o negocios dominan el idioma sueco. Por supuesto, que al igual que en el resto del mundo se reconoce la importancia del Premio Nobel, en el campo político está vigente el agradecimiento por haber acogido generosamente a personas perseguidas por el régimen militar en los años 70 , y en el presente el reconocimiento de la importante labor que Ricardo Naidich realiza desde hace más de treinta años al frente del Instituto de Cultura Sueca en Buenos Aires, en la que trabajan profesores nativos y argentinos en pro de la difusión de la lengua sueca.
A partir de mis dos estadías en Suecia, desafortunadamente breves, en 1996 y en 2000, mi atracción por ese país fue profundizándose paulatinamente, y lo que en un principio fueron impresiones subjetivas se convirtieron en materia de reflexión. No se trataba sólo de admiración por una Nación que ofrecía un envidiable equilibrio entre las libertades individuales y la seguridad social, un auténtico respeto (más difícil de practicar que la tolerancia) por las diferentes creencias, el cuidado por el medio ambiente, y una servicial y eficaz acogida al extranjero, sino por el hallazgo de escritores que a través de una profunda capacidad de autocrítica contribuían a iluminar aspectos de nuestra realidad.
Fui descubriendo lo que para mí eran conexiones profundas entre el mundo cultural sueco y el de mi país a partir de hechos puntuales originados en diversos espacios y momentos, entre otros: los permanentes estrenos de Strindberg en teatros oficiales desde y hasta la fecha; las películas de Bergman convertidas inmediatamente en cine de culto, las cuatro ediciones entre 1970 y 1977 del libro de Selma Lagerlöf, EL MARAVILLOSO VIAJE DE NILS HOLGERSON, y la publicación de JERUSALEM en castellano; la difusión que la edición española de TEATRO SUECO CONTEMPORÁNEO (Madrid , Aguilar, 1960, trad. de Javier Armada Abella y Luis Escolar Bareño) tuviera en Buenos Aires y en la que se reúnen obras de Par Lagerkvist, Ragnar Josephson, Stig Dagerman, Hjalmar Bergman, y Vilhem Moberg, comentadas lúcidamente por Juan Eduardo Zúñiga; el apoyo que el Svenska Institute le diera al director del Teatro Popular Latinoamericano Hugo Álvarez, lo mismo que la embajada sueca en Buenos Aires en la figura de Lars Jonsson en los 80; en mi caso, la invitación del Departamento de Estudios Teatrales y de la Sociedad Hispania del Departamento de Español y Portugués de la Universidad de Estocolmo en 1996 y la participación en el Congreso Internacional del CELCIRP en la Universidad de Gotemburgo en 2000.
Dos estrenos contribuyeron a enriquecer mi mirada sobre estas relaciones hasta el presente generalmente soslayadas o ignoradas: la puesta en escena en el Teatro San Martín de Buenos Aires de EL SEÑOR BERGMAN Y DIOS, del dramaturgo argentino Marcelo Bertuccio que da cuenta de la vigencia que el director sueco Ingmar Bergman continúa teniendo en campo intelectual y artístico de los argentinos ; y la puesta en escena en español de VIGILIA DE NOCHE, de Lars Norén, en el citado teatro oficial, en su temporada 2015. Registro, asimismo el notable aporte de actrices suecas como Greta Garbo rodeada de un aura mítico; Ingrid Bergman cuyas actuaciones en Casablanca , Stromboli y Juana de Arco son consideradas modélicas; Secretos de un matrimonio y Persona bastaron para consagrar a Bibi Andersson; en producciones de difusión masiva de entretenimiento aparecen Ann-Margret con sus comedias musicales y Britt Ekland como la chica Bond; en la actualidad Noomi Rapace adquiere un fuerte protagonismo en el campo cinematográfico y televisivo. Siempre en el papel de espectadora argentina, un lugar central lo ocupa Max Von Sydow, reconocido por su actuación en El séptimo sello, La fuente de la doncella , Hannah y sus hermanas, y la serie “Game of Thrones”; precisamente por las series son conocidos en nuestros país os integrantes de la familia Skarsgård.
Bibliotecas y librerías ofrecen publicaciones en español de autores de novelas como Henning Mankell , quien visitó Buenos Aires en el 2009 y participó con un notable afluencia de público en la Feria del Libro ; una serie de narradores y narradoras como Camilla Läckberg, Mari Jungstedt, Åsa Larsson y Stig Larsson; el inmediato éxito de tres de los libros de Jonas Jonasson, los trhillers de Michael Hjorth y Hans Rosefeldt. En otra área del campo editorial cabe destacar el texto de Margaretta Magnusson, EL ARTE SUECO DE ORDENAR ANTES DE MORIR (“döständning”), ed. Reservoir Books, 2018.
En un ámbito de difusión masiva la música del grupo ABBA; versiones filmadas de ballet como la magnífica versión que el Ballet Real de Suecia realizara en el 2016 de SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO; y en la televisión, películas (reposiciones de Millenium 1, 2 y 3), series y miniseries, entre las que se destacan en la actualidad, Wallander y El joven Wallander, Jordskott (dentro del espacio “Martes Nórdicos”) Fallet, Borderliner, Arenas Movedizas, Amor y Anarquía, Equinox, Califato, Agente Hamilton, Dinero Fácil, El asesino improbable, Año 1790 y Bonus Family, sin olvidar una serie que en las últimas décadas del siglo XX cautivo a la audiencia infantil, Pippi Långstrump (Pippi Medias Largas).
Famosos narradores y ensayistas europeos como Albert Camus y Marguerite Yourcenar publicaron sus impresiones sobre Suecia, las que fueron traducidas al español en 1959 y 1989 respectivamente; en nuestro país se publica en 1963 un ensayo de Ernesto F. Malbec sobre ese tema. En futuros números analizaremos dichas opiniones relacionándolas con mi propia experiencia.
Valiosas investigaciones han enfocado la presencia y la labor de los inmigrantes suecos desde su llegada a la Argentina (viajeros, en el siglo XVIII, e inmigración masiva desde 1850) hasta fines del siglo XX. Una fuente insoslayable es AZUL Y ORO EN LA ARGENTINA ( BLÅGULT I ARGENTINA, publicado por la Asociación Sueca (Svenska Föreningen), 1898-1998, traducido por Ricardo Naidich y autor del último de sus capítulos, quien dirige Instituto de Cultura Sueca, desde su fundación en 19881; su viaje a Suecia con Pablo Milrud en el 2021, le permitió difundir aspectos ignorados por una gran parte de los argentinos, a partir del análisis de “semejanzas y diferencias entre la sociedad sueca y la argentina, algunos de los no siempre conocidos vínculos que unen ambos países”.
El objeto de las notas que aparecerán mensualmente en este blog es mostrar precisamente cuáles son aquellas conexiones, raramente registradas que existen entre la historia sueca y la argentina, o los elementos comunes que existen entre ambas sociedades, aparentemente tan dispares. Soslayo los referidos al campo empresario y cámaras de comercio, como así el enfoque histórico tanto de los inmigrantes suecos como el del exilio de los argentinos en épocas de la dictadura militar; elijo centrarme en la producción de autores y artistas suecos que en distintos períodos enriquecieron el campo cultural de nuestro país, y continúan haciendo.
Dos bibliotecas han aportado un interesante material sobre el tema: la Biblioteca Popular Sarmiento de Tigre (Provincia de Buenos Aires) y la Biblioteca de la Academia Argentina de Letras (C.A.B.A). Mi agradecimiento a sus directores y bibliotecarios. Debo señalar asimismo la colaboración en esta investigación al especialista en Gestión Cultural Lic. Santiago Lima.
Mi amor por Suecia no se debe sólo a entrañables amigos que allí residen, sino por una real admiración por los valores que rigen en dicho país. Intento que esto (y a continuación me apropio de palabras de Paul Ricoeur) que lo que en lo inmediato surge como subjetivo, avance simultáneamente “sobre el camino de la veracidad”, y lo implícito se elabore críticamente integrado “en una búsqueda común” y se explicite “en el plano de un discurso compartible”.
Perla Zayas de Lima
pzayaslima@gmail.com
Tigre, 16 de abril de 2022
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