STIEG LARSSON (1954-2004). LA ESCRITURA Y EL COMPROMISO.
La Argentina se incluye entre los países en los que este escritor ha alcanzado un éxito editorial notable a partir de la publicación de MILLENIUM. Sobre esta trilogía muchos artículos se han impreso, pero menos sobre su labor como periodista. Si bien todas las referencias bibliográficas incluyen datos sobre su labor como reportero de guerra, su participación en la fundación del proyecto “Stop the Racism” y, en especial su compromiso como director de la revista EXPO, órgano que difundía las ideas de la “Expo Foundation”, sólo tuvimos aquí un fácil acceso a sus textos a partir de la edición de Daniel Pohl a fines del 2011 de LA VOZ Y LA FURIA, que incluye investigaciones periodísticas de Stieg Larsson , traducidas por Martin Lexell y Juan José Ortega Ramón. Bajo su título original, EN ANNAN SIDA AV STIEG LARSSON fue publicado en Suecia en 2011, en traducción española en Barcelona en junio de ese año, y al mes siguiente en nuestro país con una tirada de 5.000 ejemplares. A esta última edición corresponden las citas.
Al final del prólogo titulado “Una voz que echamos de menos” el citado Daniel Pohl, su amigo, compañero y sucesor al frente de EXPO, sostiene:
“Sin él todo es más silencioso.
Esta es nuestra manera de devolverle la voz.
Para asegurarnos de que esas ganas con las que aporreaba el teclado no fueron en vano”.
A casi dos décadas de su desaparición, desde la Argentina, deseo retomar esa tarea, humildemente como lectora. Stieg Larsson es el autor comprometido, que, como sostiene Juan Antonio Hormigón, no se limita a “proclamar de forma voluntarista la pertinencia del compromiso”, sino que sabe “con qué, para qué y cómo”.1
Tres temas le preocupan especialmente: a) la escalada de la violencia por parte de una ideología racista, b) el riesgo que corren quienes ejercen el periodismo, y c) los problemas de género.
a. Si bien Larsson en sus artículos se refiere a problemas sociales y políticos que aquejan a Suecia y los relaciona con situaciones de diferentes momentos de la historia de los Estados Unidos, Rusia y algunos países europeos, encuentro que sus opiniones, perfectamente argumentadas y sustentadas con datos irrebatibles, nos interpelan. Este autor señalaba cómo en Suecia pueden registrarse hechos violentos además de contar con revistas como BLOD OCH ÄRA, GRYNING, NORDLAND Y VALHALL (SANGRE Y HONOR, AMANECER, TIERRA DEL NORTE Y VALHALLA)2 que difunden de manera explícita ( en mayor o menor grado) ideas que apuntan a defender una pureza racial. Y demostraba cómo al igual de los Estados Unidos “agrupaciones, con exactamente la misma ideología y mentalidad sectaria y los mismos conocimientos sobre la fabricación de bombas también existen, desde finales de los años ochenta, en Suecia” (p. 26); en nuestro país, también “esos grupos de odio”, si bien con características “autóctonas”, aún se encuentran operativos. Lo que este autor opinaba sobre Suecia lo podemos aplicar a la Argentina: “Disponemos de todos los ingredientes: odio, fanatismo, glorificación de la violencia y mentalidad sectaria” (p. 30).
En los 50 Einar Åberg responsable de pasquines y octavillas antisemitas es el indicador de un cambio en el clima político. “En Suecia, la ideología neonazi empezó a centrarse en los judíos a finales de los años ochenta” (p. 72)3 Desarrolla el tema en un artículo escrito para el número de diciembre de 1997 de la revista EXPO(que no llegó a publicarse) “La derrota de la democracia” en el que señala como un hito, el 1993 cuando el Nationalsocialistisk salió a las calles de Estocolmo para exponer sin ambigüedades sus ideas. “Con esa manifestación el NSF –que ese día estuvo liderado por el portavoz Björn Björkqvist, natural de Gotland- pretendía alcanzar varios objetivos” (p. 89) “Acabar con la democracia” fue su lema. “La investigación realizada por EXPO entre 1988 y 1998 sobre los trescientos treinta militantes más importantes de Sverigedemokraterna (personas que o habían sido miembros de la dirección del partido o habían presentado su candidatura para representar al partido) demuestra que más de 23 por ciento de ellos tiene antecedentes penales” (p. 100)4
En palabras de la escritora Lina Calderón, en Chile, en la década del ´30 “una visión dictatorial, rígida, poco democrática y militarista del poder estaba muy en boga y este tipo de caudillos era muy apreciado”, por lo que el nacional socialismo alcanzó un alto consenso y la figura de Hitler admirada.5 En la Argentina, el nazismo hizo pie en los años 40 y lo consolidó el entonces presidente Perón cuando permitió el desembarco y la radicación de militares perseguidos por crímenes de guerra, científicos y jerarcas alemanes. Luego varias sedes judías sufrieron atentados, y grupos de activistas como los integrantes de la “Alianza Nacionalista” desde su local de San Martín y Avda. Corrientes, protagonizaron hechos de violencia con armas de fuego de diverso calibre en pleno centro de la ciudad de Buenos Aires. Pero no todo es cosa del pasado: grupo de “cabezas rapadas” profanan tumbas en el cementerio judío de La Tablada, o se siembra muerte en atentados como el de la AMIA.
b. La condición profesional del periodista en su búsqueda de la verdad y su divulgación.
Su propia experiencia en el periodismo otorga a los escritos de Larsson un especial significado, que tiene vigencia en nuestros días y en diferentes países. Los datos que reúne trascienden lo meramente informativo para demostrar los peligros que corren aquellos periodistas que buscan transmitir sucesos y situaciones reales lo más fielmente posible y mantener la dignidad (palabra de la que hoy muchos profesionales parecen desconocer su significado) desafiando todo tipo de amenazas, verbales y físicas.
“El hecho de que los periodistas sean vistos como una amenaza traidora es una actitud que se repite desde el mismo momento de la fundación del partido6, allá por agosto de 2001. Ocurrió en Brygghuset, Estocolmo. Tres periodistas estaban presentes: Mikael Ekman por parte de EXPO y Johan Ander y Henrik Hansson por parte del EXPRESSEN. Se les impidió la entrada al recinto y cuando pidieron hablar con alguna persona responsable, Tor Paulsson apareció corriendo y gritando que eran unos “jodidos terroristas” y que si no abandonan el lugar en diez segundos él les ayudaría” a salir de allí”
Esto nos conduce a la lectura del artículo “La profesión más peligrosa del mundo” publicada en el libro ÖVERLEVA DEADLINE:HANDBOOK FÖR HOTADE JOURNALISTER (Svenska Journalistförbundet, 2000). La estadística de la FIP que reproduce es ilustrativa entre 1990 y 1999 fueron asesinados 662 periodistas.
“En Rusia, al menos treinta y tres periodistas murieron en los años noventa muchas víctimas de atentados o asesinatos. La mayoría de estos crímenes sigue aún sin resolverse (pp.173-174). Los periodistas freelance Peter Karlsson y Katarina Larsson sufrieron un atentado con coche bomba en Nacka en 1999 p. 176; sus reportajes tuvieron como resultado, entre otros que numerosas fábricas de discos de todo el mundo se negaran a trabajar con la música de supremacía blanca cerrando una importante fuente de ingresos del neonazismo. (176).
Las estadísticas de nuestro país tampoco son muy alentadoras, sobre todo porque los ataques se registran en distintas épocas y bajo gobiernos de diferentes signos. Bastan unos pocos ejemplos: Jorge Calvo, a manos de un grupo de choque bajo el primer gobierno de Juan D. Perón; Marcos Satanowski en momentos de la llamada Revolución Libertadora y en la década siguiente, Emilio Jáuregui bajo Onganía. La Asociación de Prensa Santa Fe ofrece un largo listado de escritores, periodistas y trabajadores de prensa desaparecidos y asesinados por la Triple A y la última dictadura militar (más de 80 sólo entre 1976 y 1978), a los que habría que sumar los que debieron exiliarse ante amenazas de la agrupación antes citada, como Pepe Eliaschev en 1974. Más cerca en el tiempo, el asesinato José Luis Cabezas, en 1997 a manos de un sicario, época de Carlos Menem; agresiones, insultos verbales y amenazas, en los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner y el actual de Alberto Fernández.
Las denuncias de Stieg Larsson en diferentes artículos escritos en los ´90 adquieren hoy una terrible vigencia. “Reporteros sin fronteras” señalan que a partir del 1° de enero de 2022 fueron asesinados en el mundo 26 periodistas y 2 colaboradores de medios y se encuentran presos 460 periodistas y 18 colaboradores de medios. (resf.org/es/barómetro)
c) Violencia de género.
En ”Paulsson se retira de la escena” (www.wxpo.se (30 de junio de 2004) relata cómo el coordinador del ND fue detenido por graves malos tratos cometidos contra su pareja, pero además incluye interesantes datos extraídos de SLAGEN DAM. MÄNS VÅLD KVINNOR I JÄMSTÄLLDA SAVERIGE, de Eva Lundgren y otros, Universidad de Uppsala, 2001) sobre el maltrato y violencia sobre las mujeres en Suecia (p. 190): “de cada diez de las mujeres que son víctimas de esa violencia están casadas o conviven con un hombre nacido en Suecia”. Por eso, SL sostiene que “la violencia ejercida contra las mujeres no es ningún fenómeno específicamente cultural, son el resultado de la necesidad que tiene los hombres de controlar a las mujeres” (“Quizá se pueda añadir que cuanto más sectarista y socialmente aislado es un grupo, mayor es el riesgo de que algunos de sus miembros cometan actos de violencia.” (p. 190)
La importancia que este autor daba al tema se pone de manifiesto en el artículo “La violencia sueca y la no sueca contra las mujeres” a partir del libro Debatten om hedersmord: feminism eller rassism” (Starvitt Förlag, 2004)7.
Amenazas, dependencia de otra persona, abusos y violencia. Las mujeres huyen y en Suecia hay 200 instituciones especiales, entre Haparanda al norte e Ystad, en el sur, para protegerlas de los hombres violentos” (p. 200)
El autor recomienda la lectura de la tesis doctoral de la socióloga de Uppsala Asa Elden “El honor: una cuestión de vida o muerte” (2003), porque ella “es una de las personas suecas que más saben sobre el tema de los crímenes por honor; cada una de las historias violentas sobre la reputación, la virginidad y el honor revela cómo “las mujeres son asesinadas porque el mundo está dominado por unos valores patriarcales” (223)
La violencia sufrida por ellas –al igual que las ideas sexistas (y racistas)- ha existido, de una u otra forma, en todas las épocas, todos los países y todos los ambientes culturales. Por ese motivo –entre otros, como los de tipo económico-, Birger Jarl instauró en Suecia, unas leyes que se conocen como las “leyes de la inviolabilidad”, entre las que está la “Ley de la inviolabilidad de las mujeres”. Aun así, todavía hoy, ochocientos años después necesitamos doscientos centros de acogida para ellas” (233).
Las palabras de Larssons sobre este tema nos movilizan a reflexionar sobre la situación de la mujer en nuestro país, en la que los femicidios revelados por diferentes estadísticas manifiestan la gravedad del problema (281 en 2018; 280 en 2019, 287 en 2020, 222 en 2021. A pesar de la creación de un “Ministerio de las mujeres, géneros y diversidad” en diciembre de 2019, los datos siguen siendo estremecedores: entre el primero de enero y el treinta de abril del 2022: 110 femicidios. Ni este ministerio producto de una burocracia, hasta el momento, bastante inoperante, como el accionar de una justicia incapaz de ofrecer verdaderas garantías a las mujeres en situación de riesgo, o una policía que no les brinda adecuada protección, confluye para generar una situación verdaderamente angustiante.
Frente a esta realidad, debe destacarse la labor de las escritoras argentinas, en especial dramaturgas de diferentes generaciones y estilos pero con una idéntica voluntad de denuncia.
En todos los artículos Stieg Larsson. deja ver la tensión entre lo referencial y lo autorreferencial. Apasionado y rebelde no tolera las humillaciones a que se ven expuestas ciertas comunidades en Suecia y asume la total responsabilidad por sus dichos. Apostó a la solidaridad y a la igualdad de oportunidades y luchó por eliminar prejuicios; se implicó en los problemas más candentes de su época y supo enfrentar los peligros que esta conducta ocasionó, en especial por mostrar quienes eran los opresores y quiénes los oprimidos. Coherencia con sus propias convicciones y compromiso con sus lectores. Asimismo planteó una serie de cuestiones que, aún en otro contexto muy diferente, continúan sin solución: uno el que se refiere al tema identitario: “cómo realizar la integración sin perder el respeto por las características culturales particulares” (232). Otro, como neutralizar las campañas de odio que propician divisiones y generan “enemigos”, cómo evitar aquella propaganda que “contiene ataques personales que carecen de toda objetividad y que apelan a los sentimientos de la gente” (55). Tanto en Suecia como en la Argentina adquieren una especial resonancia las ideas de Umberto Eco sobre la nefasta estrategia de “construir enemigos” y de la que era muy consciente el escritor sueco.
Perla Zayas de Lima
pzayaslima@gmail.com
Tigre, 10 de junio de 2002
Comentarios
Publicar un comentario