HUGO ÁLVAREZ, NIKLAS RÅDSTRÖM Y “LA INFANCIA DE HITLER”.
En 1985, el director
argentino Hugo Álvarez, al frente del Teatro Popular Latinoamericano puso en
escena en Estocolmo la primera pieza de Rådström, HITLERS BARNDOM (LA INFANCIA
DE HITLER) en la versión española de Francisco J. Uriz (también reconocido
traductor de Strindberg), espectáculo que, además de en Suecia, se representó
en la Argentina, Perú, Chile y Uruguay. Exiliado en la época de la dictadura militar,
había fundado en 1978 el “Teatro popular Latinoamericana” (en 1977 había
propuesto la formación de una Escuela de Teatro).[1] El poeta Mario Romero así
relata el itinerario seguido por ese equipo desde su consolidación hasta el
estreno de la obra de Rådström:
“LA CALESITA REBELE, de Mauricio
Rosencoff, estrenada el 27 de octubre de
1879 (…) representada con gran éxito de público (las dos primeras funciones
900 espectadores), hecho que confirmó la necesidad de un teatro para la colonia
latinoamericana en Suecia; OFICIO DE
RÉQUIEM, de Alberto Adellach, estrenado el 25 de mayo de
1980, en un acto de solidaridad con
los afectados por la dictadura argentina; LOS FUSILES DE LA MADRE CARRAR, de
Bertolt Brecht, dirigida por
Oscar Ferrigno y presentada en un
seminario sobre la obra brechtiana
organizado por un grupo de estudiosos suecos; ANFITRIÓN, de Plauto, que estuvo en
cartelera en el Dramaten Teatern de
Estocolmo (Teatro Real Sueco) durante diez días, lo que le valió al
grupo el reconocimiento de la crítica sueca; MUSTAFÁ, de Armando
Discépolo, que introdujo el lunfardo porteño en Estocolmo; LOS CASOS DE JUAN EL ZORRO,
de Bernardo Canal
Feijóo, con la codirección del coreógrafo uruguayo Juan Techera y la intervención de un trío de
cantantes suecas, quienes interpretaron en su idioma natal ambas y ritmos de
baguales del norte argentino, sobre textos de quien escribe esta crónica; LA
MUECA, de Eduardo Pavlovsky, que
constituyó para el grupo un salto cualitativo y el pleno ingreso a la
problemática del teatro contemporáneo, lo que continuó con MIRANDO CRECER LOS RABANITOS, del propio Hugo
Álvarez (…)”.
Por qué la inclusión en su repertorio de esta obra de Niklas
Rådström?
Álvarez siempre vio en el teatro el camino que permite
la convivencia del placer y la reflexión, y las creaciones que incorporan lo
intercultural y/o lo transnacional lo motivaron especialmente a partir del
exilio.
En el caso del dramaturgo sueco, hay que
destacar como uno de sus valores su
carácter polifacético: libretista, docente universitario, dramaturgo, cineasta,
poeta, a lo que se le agrega su estrecha conexión con el campo de la música.
Famoso en su país y reconocido en Europa, en la Argentina es prácticamente
desconocido. De allí la importancia de la puesta en escena de Hugo
Álvarez, de HITLERS BARNDOM.[2]
Esta obra, al margen de sus valores “teatrales”, trama
apasionante, personajes complejos que enriquecen la acción, inclusión de lo
histórico y lo psicoanalítico deja lugar para una libre y creativa puesta en
escena. Y esto es lo que logra Hugo Álvarez con un elenco mixto (artistas
suecos y latinoamericanos). A lo largo de dos horas de duración, esta obra en
un acto destinada a adolescentes y adultos propone una nueva y polémica mirada
sobre un Hitler niño, cuya siniestra conducta se ve perfilada en el mismo
entorno familiar.
Esta extensa obra estructurada en 19 escenas un
prólogo y un epílogo revela elementos conocidos de su biografía pero
lúcidamente escogidos ya que permite la inclusión de elementos íntimos del
personaje como fantasías y deseos, la confrontación del mundo infantil con el
de los adultos, y los elementos
narrativos a cargo de los actores que enmarcan el inicio y el final de
la obra en el prólogo y el epílogo,
sitúan contextualmente al espectador.
Así el autor explica su perspectiva:
“En la obra LA INFANCIA DE HITLER se habla de la
muerte de un niño; es la narración de cómo un niño creativo y bien dotado se
transforma en un monstruo, para quien la creatividad y las ideas libres se
convierten en amenazas dolorosas e insoportables, que deben perseguirse y
destruirse. Se convierten en una amenaza en la medida en que cada expresión de
la libertad es un doloroso recordatorio de la libertad destruida (…) El mal
puede a menudo ser incomprensible en su crueldad, pero sus aliados son
fácilmente reconocibles y tienen muchos nombres: intolerancia, dogmatismo,
suficiencia, desprecio por todo lo que es débil o desconocido” (Tomado del
Programa de Mano).
Este pensamiento es compartido por Alice Miller,
psicóloga polaca víctima de la persecución por parte de los nazis quienes
exterminaron a varios de sus familiares, autora de varios textos sobre la
educación y la niñez en los que denuncia que la brutalidad contra los niños es
un crimen contra toda la humanidad, que “la mano dura” enmascarada bajo el
término educación no hace sino multiplicar víctimas y victimarios. Una
“pedagogía negra” que produjo a un Hitler y a un Jürgen Bartsch, (POR TU PROPIO
BIEN, publicado en 1980 y en español, por la editorial Tusquets en 2009).[3] De un niño interesado en
el arte al monstruo, Hitler fue responsable ,entre otras inimaginables
crueldades, de Terezinsstadt, el campo de concentración por el que pasaron
alrededor de quince mil niños y solo
sobrevivieron cien[4].
La puesta en escena logra potenciar los símbolos e
imágenes que propone el texto a través de la música, las máscaras, los juegos
que se focalizan en lo físico y que resultan fundamentales a la hora de
caracterizar a dos diferentes Hitler (encarnados por Alejandro y Fernando
Álvarez) frente al hieratismo del padre (representado por Bernardo LLorens.
Alcanza plena significación la distribución de los tres roles femeninos: en el
papel de la madre una actriz sueca, Eva Möller; en el de la hermanastra, en
expreso travestismo, el argentino Osvaldo Di Giorgio; y en el de Johana, la
tía, la actriz uruguaya Sally “Chola” Ortiz. Esta opción por la integración de
artistas de distintas nacionalidades, también se verifica en los integrantes
del equipo técnico, lo que apunta a mostrar la importancia de lo
“transnacional” a la hora de difundir una obra de valor universal, que no teme
apuntar a un “rearme moral”.
PERLA ZAYAS DE LIMA
Tigre, 11 de septiembre de 2022.
[1] Para más datos sobre Hugo
Álvarez se puede consultar Perla Zayas de Lima, DICCIONARIO DE DIRECTORES Y
ESCENÓGRAFOS DEL TEATRO ARGENTINO, Buenos
Aires, Galerna, 1990.
[2] Estrenada en 1984 esta pieza
destinada a niños y adolescentes, fue representada en diversos escenarios y
publicada en 1985. Para quienes estén interesados en este autor resulta
esclarecedor leer también su pieza de teatro,
MONSTERS (2005-2009) y la novela
autobiográfica EN HANDFULL REGN. A HANDFUL OF RAIN (2007)
[3] La escritora
uruguaya Ana Valdés reconoce que Rådström se inspira en las teorías de Miller
para mostrar “el proceso irreversible en el que un niño sensible y bueno se
transforma en un ser capaz de las aberraciones más impensables, temblando ante
la idea de la libertad. El Hitler de la obra es un esclavo que quiere seguir
siéndolo, más temeroso que del espacio que de sus cadenas (…)”. condicionado al
miedo y al rechazo de todo intento de subversión. El niño Adolfo Hitler es
transformado en el monstruo Adolfo Hitler, verdugo de todos, incluso de sí
mismo.”
[4] Este dato que aparece
incluido en el programa de mano es relatado con precisos detalles en la novela
de Antonio G. Iturbe, LA BIBLIOTECARIA DE AUSCHWITZ publicada en el 1012.
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